El pasado viernes 27 de abril tuvo lugar un diálogo sobre educación organizado por la plataforma educativa Scholaris. En la sede del Colegio Nicoli dos personas que tienen una gran pasión por la educación y que han tenido un protagonismo notable en la labor política, pudieron exponer su visión acerca de los grandes problemas y retos a los que se enfrenta hoy la educación: Nuno Crato, ex ministro de educación de Portugal y Elena Ugolini, ex secretaria de estado del ministerio de educación.
Juan Ramón de la Serna, responsable de Scholaris, afirmó al inicio del acto: “El papel de la educación está cada día más debilitado. Por un lado, contamos con grandes recursos en España, más legislación y programas, pero cada vez crece más la desazón y el escepticismo en los docentes y jóvenes. Nos encontramos con grandes problemas psicológicos, afectivos, familiares… y tenemos que comprender por qué la mejor inversión que podemos hacer es la educación. ¿Qué se le pide a la escuela? ¿Qué tiene que ofrecer? La escuela tiene una gran responsabilidad: la de acompañar a un ser humano a que se construya como persona”.
Nuno Crato, que afrontó una situación de crisis en su legislatura, nos explicaba su diagnóstico de la situación y su trabajo de gestión. “Lamentablemente la educación se ha convertido muchas veces en una batalla política. En Portugal a partir del 2001 o 2002, con los resultados de TIMSS y PISA, nos encontramos con un diagnóstico muy crudo. Pensábamos que éramos los mejores y, con estos resultados, vimos que no era verdad. Con esto, el país empezó a prestar más atención a la educación. Ambos lados políticos tomaron medidas para mejorar la educación. En 2015, finalmente, alcanzamos los mejores resultados en PISA y TIMSS. Pero este “acuerdo político” se rompió en 2015. La extrema izquierda hizo una campaña para desacreditar los pasos que habíamos dado. El curriculum empezó a ser menos exigente, desaparecieron las pruebas exteriores, se devalúaron los exámenes, etc. Tras esto, los resultados volvieron a bajar en picado. Decían que era una política para los más desfavorecidos. Pero en realidad, con los datos, se produjo lo contrario. Los alumnos con más dificultades aumentaron muchísimo, y la desigualdad creció”.
Elena Ugolini, por su parte, insistió en la importancia de la relación educativa: “Lo que más me preocupa son los adultos. El corazón de la escuela es la relación entre profesor y alumno que se da cada día; ahí es donde se descubre la posibilidad del cumplimiento de una vida. El terreno común sobre el que construir políticas educativas tendría que comenzar sobre lo que ha sucedido durante la pandemia, que nos ha dado una gran perspectiva. ¿Qué hemos descubierto? Primero, que los jóvenes necesitan la presencia, la relación. Segundo, que estamos todos conectados. Por tanto, la política educativa tendría que nacer de la conciencia de que estamos todos en el mismo barco. Y tercero, nos ha revelado que hay preguntas profundas (sobre la muerte, el amor, la belleza…) que necesitan ser respondidas. Esto puede ser el terreno común sobre el que construir la política educativa, y si no lo hacemos es porque estamos ciegos por la ideología y por nuestros interés personales que obvian el bien del otro. En este sentido, la educación es como la agricultura, plantas una semilla pero son necesarios los años para ver un resultado”.
CULTURA Y EDUCACIÓN
Ante la pregunta de si es posible que la cultura tenga algún papel relevante en la educación, Nuno Crato expuso: “Tiene que tenerlo. Tenemos que hacer una llamada a la escuela para que vuelva a sus principios básicos. La educación quiere decir conocimiento. Todo esto está en crisis. Para que los alumnos consigan una formación intelectual es necesario primero el conocimiento, conocer las ciencias básicas. La lengua es importante, la ortografía, la gramática… Hoy en día se insiste en que “lo importante es tener juicio crítico”, pero para ser crítico tenemos que conocer, estudiar, saber. El conocimiento, lamentablemente, ha quedado sustituido por una referencia vaga a competencias y desempeños”.
¿Cómo favorecer la comunicación de una cultura llena de significado, capaz de entrar en diálogo con nuestros alumnos?
Elena Ugolini: “La escuela es un lugar donde se ayuda a los alumnos a entender la realidad a través de las distintas materias. Nada es interesante si no hay alguien que te ayude a entender la belleza de lo que se está explicando. Lo contrario de la “distracción” es la “atracción”. ¿Quién es, por tanto, el buen docente? El que conoce perfectamente la materia, sabe entender el mundo del alumno y le ayuda a que haga suyo lo que está estudiando y a ser crítico. No podemos poner en contradicción los contenidos y el conocimiento con el método; el método es el camino para que la tradición cultural sea descubierta por los alumnos.
Nuno Crato, al hilo de esto, subrayó: “A los niños les gusta conocer, al contrario de lo que dicen muchos pedagogos que lo importante es lo que tiene un significado directo para ellos. Les gusta saber y conocer también lo que no tiene importancia o significado aparente para su vida. La humanidad entiende el mundo a través de un orden particular, que se articula en disciplinas. Después, paulatinamente, vamos alcanzando una imagen más completa. Las disciplinas tienen una lógica propia y debemos respetarla”.
ESTADO Y SOCIEDAD CIVIL
¿Cuál es la contribución de las escuelas y de la sociedad civil?
Elena Ugolini: La escuela debe tener una tarea fundamental: debería ser el contexto en el que se consigue que el talento de los alumnos dé fruto pero, desgraciadamente, en muchas ocasiones las escuelas no consiguen ni hacen esto. Ningún país puede ser mejor que la escuela que tiene. Si un país tiene una escuela que no valora el talento o deja atrás a los más frágiles, aunque haga la retórica de la igualdad, es un país que no tendrá un futuro.
Nuno Crato quiso insistir en el valor de las propuestas educativas y del profesorado: “Cuando la escuela está denostada es muy difícil proponer cosas diferentes porque todo es visto como una amenaza y un ataque a la escuela pública, pero no debería ser así porque la diferencia nos hace crecer; es muy importante que existan propuestas diferentes. Son muchos los retos ante los que nos enfrentamos: una escuela capaz de entrar en relación con las familias, la formación del profesorado y la claridad sobre las competencias y conocimientos que debe tener. La escuela estatal no puede garantizar el puesto del profesor independientemente de las competencias que tenga. Del mismo modo, quien dirige una escuela no estatal no puede dormirse en los laureles”.